La faringitis varía desde la sensación de picor o sequedad en la garganta, hasta un dolor intenso que nos impide tragar. Va asociada frecuentemente a la inflamación de las amígdalas palatinas (anginas), convirtiéndose entonces en una faringoamigdalitis.
Puede tener lugar por causas infecciosas y no infecciosas. En la faringitis infecciosa la mayoría de los casos son de origen vírico, con una evolución benigna que desaparece de forma espontánea en tres o cuatro días, y cuyas causas están condicionadas por la edad.
La faringitis infecciosa por estreptococo betahemolítico del grupo A es la más frecuente, suele darse en invierno y a principios de la primavera y se presenta normalmente en niños de cinco a quince años. Empieza de forma brusca con fiebre, cefalea, dolor de garganta, dolor abdominal, inflamación faringoamigdalar, una inflamación dolorosa de los ganglios linfáticos del cuello, lesiones pequeñas de color rojo en las amígdalas o el paladar, y a veces, con erupciones rojo escarlata de la piel inflamada. El hecho de que tanto niños como jóvenes mantengan contacto cercano en los centros educativos favorece su transmisión.
En el caso de la faringitis no infecciosa el origen es variado, aunque el más común es el físico-químico, es decir, cuando la faringitis está provocada por la calefacción o el aire acondicionado (la más común), el humo, o por respirar solamente por la boca sin inspirar por la nariz. La irritación que provocan estas causas puede hacer que a su vez aparezca tos de carácter irritante, creándose así un círculo vicioso.
El tratamiento de la faringitis está dirigido al alivio de las molestias de la faringe y de los síntomas generales o síntomas respiratorios. Mientras hay inflamación, es recomendable ingerir alimentos de consistencia blanda y aumentar el consumo de líquidos (para evitar al máximo la sequedad del ambiente), excluyendo los zumos cítricos que por su acidez característica pueden irritar más la mucosa inflamada.
Es fundamental evitar el consumo de tabaco, alcohol, comidas picantes, especiadas o muy calientes y también ambientes contaminados o cambios bruscos de temperatura. Para favorecer la pureza de ambiente es importante la ventilación adecuada del lugar o lugares que habitemos.
La forma de aplicación local de los productos farmacéuticos que puedes encontrar es muy variada: líquidos de enjuague que se usan como colutorios o gargarismos, en forma de aerosol, tabletas, comprimidos, o pastillas que se disuelven en la boca. Comprenden tipos de fármacos como anestésicos locales, antisépticos, antibióticos de acción local, antiinflamatorios o descongestionantes, demulcentes y expectorantes.
La faringitis es una enfermedad muy variable y un claro ejemplo de cómo la evolución de un proceso aparentemente banal, puede dar lugar a complicaciones importantes con implicación pulmonar, faringitis crónica, etc. Por este motivo, te recomendamos la visita al médico para que diagnostique tu caso particular, y si tu tratamiento incluye antibióticos, hagas buen uso de éstos, porque lo contrario puede llevarte a padecer efectos secundarios, o a generar resistencia bacteriana a los agentes antibacterianos de los medicamentos.
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